sábado, 11 de octubre de 2008

En el futbol no hay ni justicia ni dios que valga

Llueve fuerte en la pampa, y fuerte, es el balde de agua fría que me cayo después el partido Colombia-Paraguay, que hizo desvanecer las pocas expectativas que tenia con respecto a las posibilidades de que Colombia luchará por un cupo al Mundial de Sudáfrica 2010. Parece la derrota y la incapacidad ya esta instalada no solo en la selección de fútbol, sino en la sociedad colombiana. Voy a hacer algunas reflexiones sobre el partido y el fútbol colombiano

- Cambio de actitud pero incapacidad futbolística: El cambio de actitud de equipo fue evidente. Lucharon cada pelota trataron de buscar los espacios, sin embargo se encontraron con una muralla Guarini. A pesar de los huevos que le pusieron esta vez, no fue suficiente. Creo que el problema pasa por la incapacidad futbolística. No hay variantes, siempre quisieron llegar por el centro, no hubo sociedades. Vi mucha entrega para no perder ningunas pelota, pero mucho transporte de ella. Lo resumiría en muchos huevos pero poco cerebro, con un equipo que se encontró con un gol y se cerró inteligentemente y ante el desespero casi mete el segundo. 

- Generación perdida: El futbol colombiano tuvo una época muy linda durante la década del 90. Y aunque también supimos que era el fracaso, pudimos disfrutar y alegrarnos por el juego agradable bonito y fluido de nuestros futbolistas. Pero eso ya es historia. Hoy en día vivimos la resaca de esa década, fruto de la mezcla de la idiosincrasia del dinero fácil, de la falta de proyección de los jugadores y directivos, del triunfalismo de los hinchas y del halo de ilegalidad que rodeo el futbol por muchos años. Hoy entonces recogemos los frutos, tenemos mercenarios del balón, no solo en selección sino en el fútbol profesional, no hay proyectos a largo plazo, tal como no hay proyectos de nación; aniquilados por el efectivismo. Lara me perece un tipo trabajador y sus selecciones juveniles que tuvieron algunos éxitos pero no cuajaron. Estamos llenos de jugadores devenidos en fantoches de moñitas, perdidos en equipos somnolientos, y técnicos gritones con halo de mesías. Realmente el futbol esta jodido. 

- Julio: Como un arquero que juega cada domingo en Bogotá, que conoce el balón, que ha sido "destacado" se deja engañar por ese tiro. No niego que ese balón llevaba veneno, pero a un tipo "experimentado" como Julio eso no le puede pasar. Mala vaina. 

En el futbol hay una variable indescifrable, la suerte hoy estuvo del lado paraguayo. Y hay una constante escasa, Talento y ese no lo tiene el equipo colombiano. 

"En el futbol no hay ni justicia ni dios que valga " 

Moure

jueves, 9 de octubre de 2008

No me jodas, ¡pura mierda!

No sé por que estoy de vuelta, ya había abjurado del blog. Pero por alguna condición extraña, no lo elimine y aunque lo pensé no lo hice. Y hoy tampoco sé por que extraña razón decidí volver a publicar. Muchas cosas han cambiando desde el ultimo post, hasta hoy, bueno el penúltimo. Pero ahora no voy a enumerarlas, creo que con el pasar de los días y con lo que se vaya posteando se verán las nuevas condiciones. Sin embargo sigue siendo mi blog, si!!! Escribo lo que quiero, traigo artículos de otro lado por que me da la gana, expreso mi vida y hablo en criollo como diría carrioli. Si quieren participar, bien, intentare interactuar con los que lean este panfleto, si no, pues no me preocuparé. Les dejo un texto que encontré en esta página y me encanto.


Toto, mi amigo de la calle, no tiene muchos estudios. Le pregunté si en Argentina, donde la economía la manejan unos pocos, es posible que los hombres públicos fuesen honestos me contestó: Marcos, ¡ pura mierda !

- Pero Toto, ¿este gobierno quiere mejorar las leyes, poner más controles, dar leña?

- Marcos, no me jodas, ¡ pura mierda !


Su sabiduría me apabulla... y me quedo pensando en qué, para cursar un posgrado en sociología hipotequé la vivienda cuando el 1 a 1.

¡ Recórcholis !: #!!!@!!!%!!! Toto no sabe hablar en términos técnicos sobre las “condiciones de posibilidad”, pero, que clara la tiene el chabón... De Marcos Guido, Periodista


McClane